viernes, 24 de mayo de 2013

10. La trampa


El Tifón Azul surcaba los aires de Robotrópolis. Hasta el momento, no habían tenido más problemas, y eso mosqueaba mucho a Tails

- Saben que estamos aquí – dijo – ¿Por qué no nos habrán atacado?

- Tal vez estén esperando a que aterricemos – dijo Amy

- Mirad, ahí abajo – dijo Chris – eso parece un poblado

Por las pantallas se veía lo que parecía un pequeño poblado

- Mirad bien, puede que esté habitado por robots – dijo Knuckles

- Desde aquí no se distingue bien – dijo Cream – veo algo de gente, pero no sé si son seres vivos o máquinas

- Podríamos aterrizar para ver si han visto a Sonic – dijo Amy – Estoy muy preocupada 
por él

- Yo también – dijo Chris – y tal vez sea una trampa, pero no tenemos otra salida. 
Robotrópolis es muy grande, y podría estar en cualquier parte

- De acuerdo. Bajaremos a ver. Si es una trampa, creo que sabremos defendernos – dijo Knuckles

- Bien. Haré descender el Tifón Azul hasta allí. Creo que estoy viendo un sitio donde aterrizar – dijo Tails

El Tifón Azul descendió hasta la zona. Parecía una aldea perdida en medio del bosque. Afortunadamente, cerca de allí había un claro lo bastante grande como para hacer aterrizar sin problemas la nave. Tails y los demás bajaron lentamente y se dirigieron a la aldea. Amy parecía muy nerviosa

- ¿Y si no está aquí? ¿Y si nos han tendido una trampa?

- Tenemos que correr el riesgo, Amy – dijo Chris – Yo me quedaré en la nave por si ocurre algo ¿De acuerdo? Así podré ayudaros

- Chris tiene razón – dijo Tails – yo también me quedaré aquí. Si algo ocurre utilizad 
estos comunicadores – dijo entregándoles unos relojes de pulsera a cada uno

Knuckles, Amy, Cream y Cheese descendieron de la nave con cierta inseguridad y se dirigieron al poblado. Amy era la que estaba más intranquila. Miraba a cada lado creyendo ver algún peligro.

La aldea parecía poco poblada. Apenas se veían tres o cuatro habitantes. Todos tenían aspecto de monos, aunque no se sabe por qué, sus caras carecían de expresión. Knuckles se acercó al más próximo a ellos y le preguntó:

- Perdone ¿ha visto a un erizo azul por aquí?
No hubo respuesta

- ¡He dicho que si ha visto a un erizo azul por aquí! – gritó Knuckles
De pronto, los ojos de ese mono se volvieron rojos y dijo con voz robótica:

- ¡Intrusos! ¡Intrusos! ¡Alarma!
Los demás nativos se pusieron junto a él con la misma expresión en la cara. En total eran cerca una veintena, y parecían dispuestos a todo

- ¡Lo que me imaginaba! – dijo Knuckles – ¡Son robots!

- Así es, equidna – dijo de pronto una voz – habéis caído de lleno en nuestra trampa

De pronto salieron Sleet y Dingo de una de las chozas, llevando una pistola de rayos cada uno

- ¡Vosotros! – gritó Knuckles poniéndose en guardia

- ¿Los conoces, Knuckles? – preguntó Amy sacando su martillo

- Sí, son cazarrecompensas del falso Robotnik – respondió Knuckles

- Exacto – digo Sleet – esperábamos que os dejaseis caer por aquí. Ahora entregaros sin resistencia

- Jamás – gritó Knuckles con firmeza – ¡Puñetazo terremoto!

Knuckles golpeó el suelo con tanta fuerza que provocó un gran temblor de tierra. Los robots se tambalearon, y los demás se cayeron al suelo. Dingo se golpeó en la cabeza contra un árbol, perdiendo el conocimiento.

- ¡Vamos, corred! – gritó Knuckles ayudando a levantarse a Amy y a Cream

- ¡Robots! ¡A por ellos! – ordenó Sleet – ¡Que no escapen!

Los robots echaron a correr detrás de ellos mientras Sleet atendía a su compañero

- ¡Cuidado, Knuckles! – gritó Amy, girando la cabeza

Dos robots saltaron hacia él con los brazos extendidos. Knuckles se libró de ellos dando un salto hacia atrás. Un tercero se lanzó hacia Cream, pero salió despedido hacia atrás cuando Cheese le golpeó en la cabeza. Pero otros tres robots se dirigieron hacia el grupo. Amy utilizó su martillo Piko-Piko para hacerlos retroceder a base de golpes. Pero otro grupo de cinco se dirigía hacia ellos

- Si por lo menos pudiésemos destruirlos... – dijo Knuckles

- ¡Sí, pero no hay manera de que se estén quietos! – dijo Amy

- Esto no me gusta. Mirad, vienen más – dijo Cream

En efecto, seis robots más aparecieron. Ahora eran once los enemigos.

- En ese caso, necesitamos métodos drásticos – dijo Knuckles - ¡Puñetazo terremoto!

Golpeó el suelo con todas sus fuerzas, provocando un nuevo temblor de tierra que esta vez hizo perder el equilibrio a los enemigos, aunque también hizo tambalearse a Cream y a Amy

- ¡Ten cuidado, bestia! – dijo Amy

- Lo siento, Amy – dijo Knuckles – tenemos que volver a la nave
Knuckles se dirigió a su reloj-comunicador

- ¿Tails? – dijo – ¿Me oyes? ¡Era una trampa! ¡Necesitamos ayuda!

- ¡Recibido, Knuckles! – dijo la voz de Tails – os enviaré a Chris enseguida

- Menos mal – dijo Cream – Mirad, creo que se están volviendo a levantar

- Chiuuu – dijo Cheese

Los once robots se levantaron con dificultad y acto seguido mostraron sus armas, unos cañones láser.

- Esto se pone feo – dijo Knuckles

De pronto, una lluvia de disparos procedente de los robots se lanzó hacia ellos. Afortunadamente Knuckles y Amy se tiraron al suelo y Cream y Cheese se elevaron en el aire. Los robots iban a enviar una nueva ráfaga de disparos cuando varios misiles impactaron contra ellos. Había aparecido Chris pilotando el Tornado X.

- Siento la tardanza, chicos – dijo Chris

- Ya era hora – dijo Knuckles – espero que esos disparos los hayan destruido

- Me parece que no, Knuckles – dijo Amy – Mira

Los once robots volvieron a levantarse. Los misiles apenas les habían dañado, y de nuevo les apuntaron con sus cañones. Knuckles y Amy se apartaron a tiempo, mientras cada uno se lanzó por su lado. Knuckles derribó a cuatro robots usando sus puños. Mientras, Amy tumbó a otros cuatro a base de martillazos. En cuanto a Cream y Cheese, noquearon a los tres restantes mediante placajes.

- ¡Así no podemos seguir! – dijo Amy – Si se levantan de nuevo cada vez que los derribamos, muy pronto estaremos agotados y no podremos con ellos

- Volved al Tifón Azul. Yo os cubriré – dijo Chris

Amy, Knuckles, Cream y Cheese se dirigieron corriendo al Tifón Azul. Al mismo tiempo, los robots se estaban levantando de nuevo, dispuestos a perseguirles. Volvieron a dispararles, pero por fortuna ninguno de sus disparos dio en el blanco

- ¡Tomad esto! – dijo Chris

El Tornado X envió una ráfaga de disparos hacia el grupo de robots. Casi todos ellos cayeron. Solo dos de ellos consiguieron apartarse, y dispararon hacia Knuckles y los demás. Esta vez uno de los disparos hirió a Knuckles en la pierna. Se desplomó aullando de dolor

- ¡Knuckles! – gritó Cream – ¿Estás bien?

- Sí, pero así no puedo correr

- Claro, pretenden impedir que huyamos para apresarnos – dijo Amy – Voy a intentar tumbarlos otra vez

- ¡Amy, no lo hagas! – dijo Knuckles – tenemos que seguir hacia la nave

- ¡Pero tú no puedes correr en ese estado! – dijo Amy

- Espera, yo le ayudaré – dijo Cream – agárrate a mi mano

Amy siguió corriendo mientras Cream llevó a Knuckles volando. El grupo de robots seguía persiguiéndoles. Chris volvió a lanzarles otra andanada, pero le sorprendió ver que las estaban esquivando casi con toda facilidad. Únicamente uno o dos disparos les acertaron, pero ninguno hizo que se cayesen.

- ¿Cómo es posible? – dijo Chris – Parece como si se hiciesen mas fuertes cada vez que caen

El grupo apenas estaba a cien metros del Tifón Azul, pero los robots se les estaban acercando rápidamente. Amy estaba cansada de tanto correr, y Cream casi no podía volar cogiendo a Knuckles

- ¡Así no podemos seguir! – dijo Knuckles – No podremos llegar al Tifón Azul antes de que nos alcancen

- No… no puedo seguir volando – dijo Cream con tono de cansancio – lo siento mucho, Knuckles

Cream aterrizó suavemente en el suelo, depositando con cuidado a Knuckles

- ¡Nos alcanzan y no puedo luchar! ¡Estamos perdidos! – dijo Knuckles agarrándose la pierna

Todo parecía perdido. El primero de los robots estaba a solo unos metros apuntando con su arma cuando una ráfaga azul lo tumbó al suelo

- ¡Sonic! – gritó Amy ilusionada

Un erizo azul sonriente y una eriza amarilla estaban delante del grupo

- Hola ¿Me echabais de menos? – dijo Sonic

- ¡Ahí va eso, Sonic! – dijo Chris lanzándole un anillo desde el Tornado X

Sonic agarró el anillo y desprendió un brillo dorado. Utilizó su Spin Dash para lanzarse contra el grupo de robots, tumbándolos a todos al suelo. Pero el grupo no tardó en volver a levantarse

- ¡Rápido, mi medallón! – gritó Sonic

Amy sacó el medallón y se lo lanzó a Sonic. Éste se lo colgó del cuello. Entonces lo tocó suavemente con los dedos y emitiendo un brilló hizo salir de él una guitarra morada. Sonic se puso a tocarla y de los pistones salieron unos rayos que al impactar con los robots, los destruyó. Bastaron unos segundos para que todos los robots saltaran en pedazos.

- Espero que esto baste para destruirlos – dijo Sonic

Entonces se volvió al grupo y dijo:
- ¿Estáis todos bien?

Todos dijeron que sí, excepto Amy, que no dijo nada y miraba a Sonic muy enfadada

- ¿Amy? – preguntó Sonic

- ¡Pero bueno! – gritó Amy furiosa – ¿se puede saber por qué te fuiste? ¡Y nosotros enfrentándonos a mil peligros mientras tú andabas por ahí! ¡Y ahora apareces así, como si nada! ¡¿Y quién es esa?! – gritó señalando a Merna

- P… pero Amy, yo… – dijo Sonic asustado

- ¡He estado muy preocupada por ti! – gritó Amy mientras le empezaban a salir lágrimas de los ojos – ¡Todo lo que has pasado! ¡Y nunca me lo contaste! ¡Y ahora estás aquí, salvándonos una vez más! ¡Creo que nunca he sido tan feliz!

Y Amy se puso a llorar abrazando a Sonic con tanta fuerza que parecía que lo iba a estrangular

- Por cierto – dijo Knuckles – ¿De donde sales?

- Es una historia muy larga – respondió Sonic – y será mejor que os la cuente a bordo del Tifón Azul. Vamos, te ayudaré a caminar

Mientras, no muy lejos de allí, Sleet los observaba, mientras su compañero ya había recobrado el conocimiento

- ¡Por fin aparece! – gritó Dingo furioso apretando los puños – ¡Déjame que acabe con él!

- ¡No! – dijo Sleet tratando de contener a su compañero

- ¡Déjame! – gritó Dingo con más fuerza intentando librarse de él

- ¡Te he dicho que te estés quieto! – dijo Sleet sacando de su bolsillo un mando a distancia y pulsando un botón

Al momento, Dingo se transformó en una piedra

- ¿Por qué has hecho eso? – preguntó Dingo enfurecido

- ¡Porque son más que nosotros, estúpido! – dijo Sleet sin dejar de observar a Sonic y a los demás –. El erizo azul está con ellos y por si fuera poco dispone de su arma, así que no podemos hacer nada, de momento. Nosotros solos no podemos. Necesitaremos refuerzos.

Continuara....
Proximo capitulo: Odisea del futuro